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Foto: Wikipédia -
Foto: Cazare Praid


El castillo de Rapsonné
Una de las ruinas medievales más misteriosas de Székelyföld se encuentra cerca de Parajd, en la cima de una montaña empinada cubierta de bosque. Los restos de la fortaleza conocida como el castillo de Rapsonné se esconden entre rocas de andesita: muros cubiertos de musgo, piedras hundidas en la tierra y una cisterna artificial cuentan la historia del antiguo papel de esta fortaleza. Aunque los registros históricos indican que el castillo fue construido en el siglo XIII y probablemente sirvió de refugio para los locales durante la invasión tártara, hoy en día es más conocido por las leyendas que lo rodean y por su entorno natural encantado, que lo hacen un lugar único.
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Historia y características arquitectónicas
El castillo de Rapsonné pudo haber sido una pequeña fortaleza con torre interior, cuyos restos aún son visibles en el lado norte. Seguramente fue construido como parte de la defensa fronteriza medieval, pero tras un breve periodo de uso, quedó abandonado. En la cima no había fuentes de agua, por lo que se excavó una cisterna en la roca para recoger agua de lluvia, esencial para la supervivencia local. La singularidad de las ruinas radica precisamente en esto: los vestigios de la construcción, casi fusionados con su entorno, apenas interrumpen el ritmo natural del bosque.
Leyendas de Rapsonné
Según la tradición popular, Rapsonné era un hada o bruja que, con su poder sobrenatural, mandó construir su castillo en la cima de la montaña. La leyenda cuenta que, en lugar de albañiles, un gato negro y un gallo transportaron los materiales de construcción. Otra historia dice que los hermanos de Rapsonné construyeron varios castillos en los alrededores –como Tartód y Budvár– y por las noches encendían velas en ellos al mismo tiempo para mantenerse en contacto.
Otra famosa leyenda relata que Rapsonné asistía a misa en Cluj-Napoca de una manera muy peculiar. Hizo un pacto con el diablo para construir un camino mágico que atravesaba las montañas hasta la ciudad, donde aparecía cada domingo en un lujoso carruaje. Según la leyenda, el diablo pidió a cambio el oro de la montaña de Praid y la plata del valle, pero Rapsonné lo engañó: logró que construyera el camino, pero nunca entregó los tesoros.
La rosa de Rapsonné es una flor especial que, según los lugareños, solo florece en los alrededores del castillo y se dice que fue plantada por la propia Rapsonné para que la montaña y su memoria vivieran para siempre. La flor es pequeña, de un tono rosado, y florece raramente. Se cree que quienes la ven tendrán una suerte especial. Algunos afirman que la flor solo se muestra a quienes se acercan a las ruinas en silencio y con respeto.
Naturaleza y visita sostenible
El castillo de Rapsonné se encuentra en un entorno natural que transmite una paz y tranquilidad únicas. El sendero que lleva a él, conocido como el camino legendario de Rapsonné, atraviesa una ladera cubierta de pinos y solo es accesible a pie, no en coche. La caminata tiene una dificultad moderada, pero el carácter sagrado del lugar y la serenidad de la naturaleza hacen que cada paso valga la pena. En los alrededores de las ruinas no hay centros turísticos, cafeterías ni infraestructuras construidas, lo que preserva su encanto y su estado intacto.
Los visitantes pueden disfrutar de una experiencia verdaderamente cercana a la naturaleza mientras exploran las huellas del pasado a su propio ritmo. Para garantizar una visita sostenible, es importante que todos permanezcan en los senderos designados y no dejen rastro, ni basura ni ruido. La fauna alrededor de las ruinas es sensible, y una visita al amanecer o al atardecer ofrece una rica experiencia de sonidos de aves, aromas y luces.
Accesibilidad
El castillo de Rapsonné es accesible a pie desde Praid. La caminata comienza cerca de la iglesia reformada de Praid, siguiendo un sendero forestal hacia arriba, con un recorrido de aproximadamente 3 km de dificultad moderada. Una parte del camino sigue el legendario camino de Rapsonné, un sendero empedrado ahora cubierto de vegetación que lleva a la cresta rocosa del castillo. La duración de la caminata, ida y vuelta, es de unas 2–2,5 horas, y se recomienda llevar calzado adecuado para senderismo.
El lugar no es accesible en vehículo, ya que para proteger la naturaleza y las ruinas, todo el recorrido debe hacerse a pie. No hay señalización, pero con la ayuda de los lugareños o guías, el camino es fácil de seguir. La tranquilidad y la experiencia cercana a la naturaleza están garantizadas, convirtiendo la visita no solo en una excursión, sino también en una especie de peregrinación al mundo del pasado y la imaginación.
Público objetivo
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Excursión escolar
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Familias con niños mayores
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Programas intergeneracionales
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Grupos de amigos
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Parejas