Castillo Ugron

El predecesor del castillo ya se menciona a mediados del siglo XV, cuando el territorio era propiedad de la noble familia Geréb. De la casa solariega se convirtió en un castillo de piedra con apariencia de fortaleza en el siglo XVII, reconstruido por András Geréb, capitán de la guardia de Gábor Bethlen, en 1625. Posteriormente, el edificio pasó a manos de Gábor Bethlen, Jorge I Rákóczi, y las familias Huszár, Torma, Nemes y Mikó, hasta que en 1866 fue adquirido por la familia Ugron.

El edificio adquirió su forma actual alrededor de 1817, cuando Miklós Mikó lo transformó en estilo barroco. Durante siglos, el castillo fue uno de los lugares representativos de la vida noble székely: servía como residencia, centro de actividades agrícolas y lugar de vida social. A finales del siglo XIX, Zoltán Ugron, diputado del parlamento, y su familia gestionaron aquí una finca modelo, con un criadero de caballos, una destilería, plantaciones de vegetales, e incluso su jardinero de Fiatfalva fue galardonado con un premio nacional.

En los interiores del castillo aún se pueden descubrir soluciones arquitectónicas originales mencionadas en el inventario de 1805: habitaciones con bóvedas de crucería, decoraciones de estuco y una inscripción de 1714 en la bóveda de la capilla del patio. A pesar de su historia de varios siglos, el castillo siempre estuvo marcado por una vida sencilla, trabajadora y austera, lejos del lujo ostentoso. El trabajo y la autosuficiencia fueron el centro de la vida en la propiedad, algo que aún reflejan los edificios agrícolas y jardines que permanecen.

Durante la era comunista, el castillo fue nacionalizado y permaneció abandonado durante mucho tiempo. Después de 2010, Éva Ugron y Miklós Maróty comenzaron su restauración, y entre 2021 y 2024 se llevó a cabo una renovación completa. Como resultado, hoy el edificio funciona como un lugar para eventos y una atracción histórica visitable. Los visitantes pueden conocer los siglos de historia del castillo, pasear por el parque diseñado al estilo del jardín renacentista, y admirar la capilla restaurada y la bodega histórica.

El castillo Ugron de Fiatfalva no es solo un edificio, sino un testigo vivo de cómo se escribió la historia noble de Székelyföld entre las colinas, y de cómo se puede transformar el pasado en un valor para el presente.