Turismo gastronómico y sostenibilidad en 2025: prácticas inspiradoras de tendencias internacionales

En los últimos años, Grecia ha emprendido un desarrollo integral en el ámbito del turismo gastronómico, cuyo elemento clave fue la creación de la primera organización nacional de gestión de destinos gastronómicos y enológicos (DMO). Esta organización ha transformado la gestión del turismo gastronómico del país: el enfoque centrado en la promoción ha sido reemplazado por una verdadera gestión sostenible del destino, conectando territorios, proveedores y comunidades bajo un modelo basado en la sostenibilidad. El DMO desarrolla rutas temáticas — centradas en aceite de oliva, vino, miel o cultura del queso — mientras agrega y organiza la oferta en plataformas digitales con estándares de calidad. En menos de dos años, ha integrado a más de 400 empresas en la red, creando un ecosistema nacional que refuerza la ruralidad, los productores locales, la calidad y la sostenibilidad.

En Telangana, India, ha surgido un enfoque completamente nuevo: uno de los primeros aceleradores de startups especializados en turismo gastronómico del mundo. El modelo se basa en interpretar la experiencia gastronómica no solo como un producto turístico, sino como una infraestructura de innovación. Cada año, el programa selecciona jóvenes empresas capaces de crear nuevos valores sostenibles, digitales o culturales. Les proporciona apoyo de mentores, conexiones con inversores y respaldo en investigación.

La iniciativa incluye el Culinary & Cultural Passport, un sistema digital gamificado para los visitantes. Este guía a los huéspedes a través de rutas temáticas que conectan sabores locales, productos artesanales, historias y espacios comunitarios. Los visitantes pueden acumular puntos, desbloquear actividades y desarrollar una conexión más profunda con la cultura local paso a paso. El modelo se basa completamente en una experiencia de visitante sostenible y en retener el valor en el lugar.

Nueva Zelanda aplica una de las prácticas de sostenibilidad más visionarias en el turismo. El país ha tomado una medida radical y única en el mundo: otorgar personalidad jurídica al río Whanganui, al monte Taranaki y al bosque Te Urewera. Esto convierte a estos entornos naturales en "compañeros de vida", cuyos intereses pueden ser defendidos legalmente.

El eje central de la gestión turística es la Tiaki Promise, que también espera que los visitantes "cuiden de Nueva Zelanda" — respeten a las comunidades, protejan los ecosistemas y dejen un impacto positivo. Las empresas pueden unirse cumpliendo estándares de sostenibilidad equivalentes. El ejemplo de Nueva Zelanda demuestra que el turismo gastronómico no puede separarse de la naturaleza: solo así se comprende realmente la conexión entre el paisaje, el suelo y los alimentos.

En Noruega, la gastronomía y la naturaleza se combinan de manera aventurera con la creación de la Secret Supper Society. El concepto consiste en enviar las coordenadas GPS a los invitados solo el día del evento, unas horas antes de la cena. El lugar puede ser una cueva, una cabaña abandonada en la costa o una pequeña bahía rodeada de columnas de basalto.

El menú siempre se basa en ingredientes recolectados en el entorno ese mismo día. Así, la cena se convierte en una aventura cercana a la naturaleza, un ritual comunitario y una experiencia de alta gastronomía. Este modelo destaca que la sorpresa, la narrativa y la interacción son hoy en día tan parte del turismo gastronómico como la comida misma.

En Italia, en los últimos años, ha surgido una nueva ola de "chef’s table" que basa la experiencia gastronómica en la conexión personal y el acceso a los entresijos de la cocina. Por ejemplo, Piazza Duomo Alba ha creado una elegante "immersive room" separada, donde los invitados reciben directamente los platos y las historias del chef. El Ristorante Berton en Milán ofrece una experiencia íntima en una sala semicerrada y suavemente iluminada llamada "Carrozza". En Campania, Pepe in Grani recibe a los comensales en una pequeña sala con horno propio, donde pueden escuchar directamente de Franco Pepe las historias detrás de sus pizzas.

Estas experiencias redefinen el lujo gastronómico: menos comensales, mayor atención y una narrativa personal se convierten en los portadores del valor.

En Estados Unidos, el turismo gastronómico se basa cada vez más en rituales comunitarios. Surgen grupos temáticos y espacios comunitarios donde la comida es a la vez identidad cultural y conexión social. El Indigenous Food Lab transmite conocimientos sobre la cocina indígena estadounidense a través de cocinas comunitarias y programas educativos. En Nueva York, las cenas pop-up de Babetown crean una comunidad inclusiva, especialmente para grupos marginados.

Estas formas van más allá de la experiencia clásica de "comer en un restaurante": la participación, la cocina compartida y la narración convierten la gastronomía en una red social. Este modelo es altamente inspirador para destinos que buscan basar el turismo sostenible en fundamentos comunitarios.

La región de Ogliastra–Barbagia en Cerdeña es la primera "Zona Azul" identificada en el mundo, donde la longevidad excepcional se atribuye a la dieta local, la vida comunitaria, el ejercicio y el contacto cercano con la naturaleza. La región ha convertido este legado en un producto turístico único.

El "Percorso dei Centenari" es una ruta que conecta pueblos, paisajes, espacios comunitarios, jardines y fuentes — todos lugares simbólicos de la longevidad. Proveedores locales ofrecen "viajes de longevidad" en pequeños grupos que incluyen clases de cocina, recolección de hierbas, comidas comunitarias y eventos musicales tradicionales. El modelo combina turismo de salud, patrimonio cultural y sostenibilidad basada en la ruralidad.